Por desgracia hay muchas ocasiones en las que no sabemos si pensar con la cabeza o con el corazón, parece ser que siempre que elegimos una de las opciones, nos equivocamos.
Cuando elegimos con el corazón acabamos sufriendo, pero cuando elegimos con la cabeza acabamos pensando "¿Por qué no nos arriesgamos? y nos arrepentimos de no haber tomado la decisión con el corazón.
Lo ideal es no tener las dos partes divididas, conseguir unirlas, no es tarea fácil pero si es posible, no siempre tomaremos las decisiones correctas, pero cuando unimos todo nuestro cuerpo en un solo sentimiento, en un solo ser, estamos más tranquilos con nosotros mismos, a pesar de que la decisión tomada no sea la correcta.
A mi me ayuda la meditación y la respiración profunda, por si queréis probar.
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