Los cambios nos ponen nerviosos, incluso a veces nos provocan ansiedad. Esa incertidumbre de no saber que va a pasar no nos gusta y hace que nos adaptemos mal a los cambios, incluso que nos quedemos en nuestra zona de confort y no nos arriesguemos.
Ya apenas luchamos por conseguir nuestros sueños, queremos un mínimo de estabilidad y de ahí no nos movemos, y no es sólo que no nos movamos de nuestra zona de confort, sino que nos sentimos mal si se produce algún cambio, pero a la vez no somos del todo felices en nuestra zona de seguridad.
Adaptarse a los cambios que se nos van presentando a lo largo de la vida es imprescindibles para ser feliz, ya que de esta manera no sufriremos ni nos disgustaremos cuando haya algo en nuestra vida que cambie.
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